Este desconocido cuadro se salvó de las llamas la fatídica madrugada del 26 de julio de 1936.
El actual cuadro de Ntra. Señora del Perpetuo Socorro de la iglesia de San Agustín fue donado el 24 de noviembre de 1956, pero este cuadro no fue el primero que tuvo esta iglesia bajo esa advocación. Antes de la guerra civil ya había un cuadro que se encontraba en el mismo lugar donde años más tarde se colocó el donado por D. Francisco Pérez Guillermo.
El punto de partida de este curioso capitulo de nuestra historia local comienza la madrugada del 26 de julio de 1936 cuando la iglesia de San Agustín fue totalmente saqueada, perdiendo todo su patrimonio.
Después de una larga y ajetreada noche de trasiegos entre la iglesia y la rambla a través del puente viejo, a la mañana siguiente Francisco que tenía 12 años y un amigo se asomaron a la rambla a ver el dantesco espectáculo. El tramo comprendido entre el puente y el cementerio de la iglesia estaba lleno de hogueras todavía humeantes.
La casualidad o el destino llevó a estos chicos hasta el cementerio viejo que ocupaba el patio de la iglesia, al que se entraba por la rambla. En aquella epoca se encontraba lleno de paleras y lápidas viejas.
Entre aquellas paleras encontró Francisco enrollada una lámina que resultó ser la Virgen del Perpetuo Socorro que había en la iglesia.
Fruto – posiblemente – de las miserias humanas, alguien a la vez que destruía el patrimonio de la iglesia, aprovechó la oscuridad de la noche para separar la lámina del marco y esconderla enrollada en el abandonado cementerio con idea de recogerla en otro momento.
Francisco corriendo la llevó a su casa, la que se conoce como «Casa de los Huesos» junto al puente. Sus padres – el comerciante D. Miguel Pérez Ros y Doña Josefa Guillermo – ante el peligro que corrían si eran descubiertos con la lámina, la escondieron en un cielo raso de la casa.
Una vez que terminó la guerra y se adecentó la iglesia, le pusieron un nuevo marco y entregaron el antiguo cuadro al párroco D. Juan Castillo que lo colocó en el mismo lugar en el que estaba hasta 1936.
Allí estuvo hasta que en la visita pastoral del obispo Mons. Ramón Sanahuja y Marcé el 26 de febrero de 1951, este indicó inexplicablemente que aquel cuadro había que quitarlo porque podía provocar un incendio en la iglesia. Obedeciendo, el cura regente D. Diego Hellín retiró el cuadro de la pared de la iglesia, volviendo por segunda vez a manos de Francisco.
Por aquel entonces estaba estudiando medicina en Granada. Allí contactó con la pintora Encarnación González que era conocida como «la pintora de la Virgen» y encargó un nuevo cuadro de la Virgen del Perpetuo Socorro que en 1956 – siendo ya médico – D. Francisco donó a la iglesia de San Agustín, quedándose él con el antiguo cuadro.
El hallazgo de la lámina de la Virgen del Perpetuo Socorro ha marcado para siempre la vida de D. Francisco Pérez Guillermo.
Sin saber ni como, Francisco que quería ser ingeniero agrónomo acabó estudiando medicina y casualmente la facultad estaba en San Juan de Dios, junto al Santuario del Perpetuo Socorro de Granada. Posteriormente fue socio fundador y más tarde vicepresidente del Hospital del Perpetuo Socorro de Cartagena.
Actualmente, a sus 96 años, no se separa del cuadro al que atribuye «carácter milagroso». D. Francisco Pérez Guillermo no cree en las casualidades y está convencido que todo lo acontecido se debe a la voluntad de la Virgen del Perpetuo Socorro de permanecer junto a él.
Juan Morales