«La financiación de la Iglesia católica en España se consigue gracias al Fondo Común Interdiocesano que es, como su propio nombre indica, un fondo común desde el que se reparte solidariamente el dinero de la casilla de la Iglesia en la Declaración de la Renta. Este dinero distribuido solidariamente entre todas las diócesis españolas de forma que las que menos posibilidades más reciben proporcionalmente, supone de media el 25% de la financiación básica de las diócesis españolas, aunque depende del tamaño de cada diócesis llegando a suponer hasta el 70% de los recursos de las diócesis más pequeñas. Este fondo se obtiene de dos fuentes principales: las aportaciones directas de los fieles y la Asignación Tributaria.
Las aportaciones directas y voluntarias de los fieles se obtienen por diferentes cauces como colectas, donativos, legados, herencias. Con todo, es la suscripción periódica (mensual, trimestral, semestral o anual) la que se constituye como el modelo más deseable de sostenimiento de la Iglesia, ya que gracias a esta periodicidad en la financiación se puede administrar el presupuesto de forma más eficaz para ir afrontando los distintos problemas que día a día van surgiendo en las distintas diócesis de nuestro país. Las aportaciones directas y voluntarias de los fieles son la principal fuente de financiación de las diócesis y suponen más de un tercio de los recursos disponibles. En el año 2013 llegaron al 36% del total de los recursos (aumentando un 4%).
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En cuanto a la asignación tributaria, podemos decir que, desde que se estableció el nuevo sistema de Asignación Tributaria en 2007, ha venido aumentando el porcentaje de contribuyentes que marcan la casilla de la Iglesia y que reconocen su labor. En concreto, en la Declaración de la Renta 2015 aumento el número absoluto de personas que asignaron a la Iglesia en 23.174 nuevas declaraciones.
Por su parte, el patrimonio eclesiástico supone una fuente de riqueza y valor para toda la sociedad española. Más de 40.000 entidades católicas gestionan dicho patrimonio autónomamente. No obstante, el indiscutible valor de dicho patrimonio obliga a su continua conservación y rehabilitación, lo que también supone importantes gastos. Este hecho se aprecia en un reciente estudio en el que se muestra que el gasto en conservación de edificios y construcción de nuevos templos que han supuesto un 29% del presupuesto anual de las diócesis españolas en los años estudiados (2010-2012).
Durante el año 2013 han recibido ayuda económica de la casilla de la renta de la Iglesia 56 proyectos de construcción de templos y 332 proyectos de rehabilitación. Alcanzando un total de 63,6 millones de euros y en lo referente a nuevos templos 24 millones.
La Iglesia también presenta otras fuentes de financiación entre las que se encuentran subvenciones otorgadas en convocatorias públicas o algunas actividades económicas, que vienen a complementar en un 19% el presupuesto que la diócesis destina a fines muy variados y amplios.
En el periodo 2011-2013 más de la mitad de los gastos del conjunto de las diócesis españolas fueron gastos pastorales y asistenciales. Los gastos de conservación de edificios y gastos de funcionamiento han supuesto para las diócesis más de un tercio del sus gastos ordinarios.»